Momentos de epifanía (Experiencia)

¿Alguna vez has sentido que el espíritu santo de cubría el espíritu y el cuerpo como con una lengua de fuego? ¿Alguna vez sentiste que tenías la valentía necesaria de predicar la palabra de Dios, aún sabiendo que de hacerlo, los romanos te encarcelarían, torturarían y matarían de la manera más asquerosa posible? ¿Sí? Bueno, lo siento, pero de eso no voy a hablar en este post.

No, esta vez hablaré del lado, digamos, filosófico de una epifanía.

Empecemos con entender qué es una epifanía. Según la RAE, epifanía es una "manifestación, aparición o revelación".

¿No les ha pasado eso en su vida diaria? Un momento en el que todo les parece tan claro, algo que en su día a día se les ha pasado de vista completamente aún cuando lo han tenido en frente de ustedes todo este tiempo.

A mí me pasa cada cierto tiempo. Yo admito que soy una persona que mucho se queja de las cosas. Me quejo de la política, me quejo por el empleo, me quejo por las cosas que no tengo, me quejo por mi situación sentimental y me quejo por cómo el mundo se encuentra ahora.

Pero sólo basta un segundo, una mirada de reojo a una situación, escuchar una conversación, una frase o algo en el momento exacto, para darme cuenta dónde estoy parado en estos momentos.

Estos son algunos ejemplos de epifanía que me han pasado o que les podrían pasar a cualquiera.

Si a veces me quejo de cómo estoy económicamente, al caminar por la calle ves, por ejemplo, a los niños que limpian carros o personas pidiendo limosnas. Eso me hace preguntarme, ¿realmente estoy tan mal como pienso? La respuesta es un rotundo no.

Si a veces me quejo de no vivir en una mansión o tener varios lujos, luego escucho una noticia de familias que han perdido todo por desastres naturales o que desde que nacieron han vivido en lugares muy humildes. ¿Realmente estoy tan mal como pienso? La respuesta, otra vez, es no.

Si a veces me quejo de no tener mucha vida social, que estoy casi siempre en mi casa, un amigo/a se acerca y me dice que extraña a su familia, que no los ve hace mucho tiempo, u otro amigo/a me dice que su familia es un desastre. ¿Realmente estoy tan mal como pienso? La respuesta es no (amo a mi familia).

Si a veces me quejo por no gustarle a nadie, por andar solo todo el tiempo... pues, lo importante es que tengo salud ("Hello darkness, my old friend").

¿Entienden mi punto? Espero todos tengan sus momentos de epifanía en sus vidas. Sé que la vida no es una jugadora muy justa en el campo, te puede romper las piernas si no te cuidas, pero también puede que te ayude a levantarte y tú estar tan enojado que te rompió las piernas que no te das cuenta de sus buenos gestos.

Lo que dije en el párrafo anterior es una pésima analogía (comparando a la vida con un jugador en un partido de fútbol), pero espero entiendan la idea.

Trataré de mejorar las analogías para el próximo post, lo prometo.


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