La oscuridad interior (Fragmento)

Después de tantos años, nunca pensé que el mayor enemigo que encontraría en esta vida, sería yo mismo. Nunca pensé ser el antagonista de mi propia historia.

Cuando era pequeño, pensé que todo pasaría en algún momento, que mi maldición iría desapareciendo con los años, hasta que, quizás con suerte, todo el pasado haya parecido como un mal sueño, una pesadilla antigua de la cual no recuerdas de qué trataba, sólo de que te dio mucho miedo.

Ahora, entre estas cuatro paredes blancas, con la camisa de fuerza apretándome hasta casi no poder respirar bien, me doy cuenta cuán estúpido fui al pensar eso. Mi maldición no se irá, jamás lo hará. 

Sentado aquí, con mi saliva cayéndome en la pierna por las drogas administradas, con los ojos caídos por el cansancio, con mi cuerpo débil y adolorido, no puedo dormir, ni siquiera cerrar mis ojos un momento. No quiero volver a ver la oscuridad otra vez. No quiero ver el abismo nuevamente, no quiero escuchar los gritos, no quiero sentir el frío ni la sangre en mis manos.

Cientos de desdichados se encuentran conmigo en este sanatorio, batallando sus propios demonios.Escucho sus gritos, sus llantos, sus conversaciones a solas en la oscuridad. Escucho los pasos, la sombra rápida que pasa por la rendija de mi puerta por las noches. El ojo que se asoma de vez en cuando por mi puerta. Por un momento, quisiera ser como ellos, batallar mis propios demonios en mi propio mundo, con mis propias reglas. Lamentablemente eso no es posible. Mis demonios han logrado derrotarme y se han empezado a dispersar lentamente en mi entorno.

Todo hombre tiene un límite siempre y el día de hoy había yo llegado al mío. Mis ojos me traicionaron y se cerraron. Mi cuerpo se relajó, por unos segundos, después de tantos meses de estrés. Todo fue cuesta abajo desde ese momento. 

Mi corazón empezó a doler, mi aliento caliente salía como una nube en el cuarto blanco que empezaba a bajar de temperatura a una velocidad escalofriante. El dolor punzante era insoportable, quería gritar, pero mi boca no hacía ningún ruido. Empecé a oír los gritos de un niño, muy cerca, tan cerca que por un momento pensé que quizás eran mis propios gritos. Los colores de mi realidad empezaron a caer lentamente, como lágrimas de saber que todo se volvería un infierno en unos segundos. Todo la habitación se envolvió en una oscuridad profundo y sofocante. 

Había comenzado.

Alguien moriría hoy, lo sabía, era cuestión de tiempo. Todos los días había rezado para morir, desaparecer, dejar este mundo y librarlo de mi maldición, pero hoy pequé de la forma más vil. Hoy empecé a rezar, con desesperación y miedo, para que la persona que muriese hoy no sea yo.

(Fragmento de la historia en proyecto "La oscuridad interior")



Fuente: https://truththeory.com/wp-content/uploads/2015/11/person-828630_640.jpg

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