Oscuridad interior (Fragmento)

-¿Mamá?-

Cuando mi madre contestó, aún no observándola, por su voz supe que el alma le regresaba al cuerpo en el segundo que escucho mi voz.

-¡LEON! ¡¡DIOS MÍO LEON!! ¡Alabado sea Dios! ¿¡¿Dónde estás?!? ¡Hijo, llevamos más de tres semanas buscándote! ¿Qué te pasó?

Mamá empezó a llorar en el teléfono. La odiaba en ese momento por hacer eso. Quería que mi despedida fuera rápida, sencilla, corta. Pero su llanto me hizo lagrimear a mí también. Deseaba con todo mi corazón que fuera más fácil.

-Madre, creo que ambos sabemos que este momento llegaría…-

Mamá paró de llorar.

-Me encontraron. Finalmente lo hicieron.-

Mamá respiro profundo. Ella sabía de lo que hablaba. No pude sentirme más culpable por darle aquella noticia.

-¿Es…estás…se….seguro?- dijo mamá entre sollozos. –Pensé…que la hipnosis con el doctor Blake había…funcionado.-

No sabía cómo responder esa pregunta. Por una parte la hipnosis había sido buena idea. 

Ahora sabía a quién me enfrentaba, pero gracias a ello, les había permitido encontrarme.

-No madre, lamentablemente no funciono…-

Escuché que mamá empezaba a llorar nuevamente.

-¿Qué…..qué pla….planeas hacer…?- preguntó mamá llorando nuevamente.

Era la pregunta del millón de dólares que no sabía responder.

-¿Leon?- preguntó mamá otra vez.

Esta era posiblemente la última vez que hablaba con mi madre y mi mente estaba en blanco. Tal vez mi cerebro aún no asimilaba que iba a morir.

-Mamá, creo que ya sabes lo que esto significa.-

Era lo último que haría, tenía que hacerlo bien.

-Madre, lo siento mucho. Yo…-

Empecé a tener las visiones otra vez. Mi vista se oscurecía y mis ojos empezaban a girar sin control. No tenía mucho tiempo.

-Madre sólo quiero decirte que te quiero mucho. No te mentiré. Quizás sea la última vez que hablemos. Lamento que sea tan impersonal…- me aclaré la garganta para tratar de sacar el nudo que tenía ella pero fue en vano. Sentía como mis ojos se empezaban a mojar.

-Yo… te entiendo hijo, lo entiendo. Yo soy la que debería pedirte perdón por todo. Como tu madre debí haberme esforzado más en ayudarte, debí… no sé ¡Rayos! ¡Debí hacer hasta lo imposible para evitarte este destino! Ahora te irás, al igual que tu padre. No sé si pueda soportarlo…-

-¡No mamá! Nada de esto es tu culpa. Yo fui la carga, yo…-

-¡Detente Leon! ¡Por favor, ya basta! ¡No fue tu culpa!- Mamá empezó a llorar ahora de una forma muy fuerte que me partía el corazón en ese momento. –Por favor hijo….vuelve a casa, averiguaremos algo, lo que sea, pero por favor regresa…-

Lo que desearía más en el mundo. Regresar. Se había vuelto mi palabra más deseada. 

Con toda mi alma deseaba regresar, cuando papá aún estaba con nosotros, en un picnic en el parque, solo los tres. Mamá alistando los emparedados, papá jugando pelota conmigo. 

Una familia perfecta.

El dolor en mi corazón me volvió a la triste realidad.

-Madre escúchame. No tengo mucho tiempo. Quería decirte que tal vez haya una mínima posibilidad de regresar…los dos.-

Mamá paró de llorar casi al instante.

-¿Los dos? ¿Quieres decir….?-

El dolor se hacía más fuerte. –Sí madre, lo encontré.-

Mamá no dijo nada.

-Nos veremos mamá.-

El dolor fue más intenso esta vez que me hizo soltar el celular.

-¿Leon? ¡Hijo respóndeme! ¿LEON? ¡LEOOOOOOOOOON!-

Podía escuchar a mi madre gritar por el auricular. Pero ya era tarde. Todo volvió a oscurecerse como siempre. El triste, solitario y aterrador manto de oscuridad lleno todo el lugar. Me intoxicaba, como siempre lo hacía. Todo se volvía asfixiantemente oscuro. Era la última vez que nos encontrábamos.

Encendí mi linterna.


–Bueno,- dije –aquí vamos. Por última vez…-


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